5 abr 2008

Batalla a la sombra

Un cuento para compartir...


Batalla a la Sombra

La luz menguó, pero la oscuridad que sobrevino no fue tan solo pérdida de luz.
Fue una oscuridad que no parecía tan sólo una ausencia, sino una cosa con sustancia:
Había sido hecha maliciosamente con la sustancia de la luz.
JRR Tolkien – El Silmarillion




No podía pensar en otra cosa: correr y esconderse, huir de aquella Sombra que se escondía entre las sombras. No se engañaba, podía sentir la oscuridad como una fuera agazapada y expectante, dispuesta a atacar, camuflada detrás de la luz.
A su alrededor, todo era luz y sombra: ni arriba, ni abajo; ni este, ni oeste; no había piso, paredes, ni techo. Ella estaba simplemente encerrada en un espacio infinito, tan vacío como interminable. ¿Serían sus instintos suficientes para mantenerla con vida?
Escuchaba sonidos, pero no sabía de dónde provenían. Eran como un eco que surgía de todas partes, y al mismo tiempo, de dentro de sí misma. Aquella voz fría y macabra, que la llamaba a rendirse ¿Era su propia conciencia? ¿Era un peligro real o sólo un mal sueño… que no tenía fin?
La sombra se lanzó sobre ella para cortar su aliento, pero la víctima se aferró desesperadamente a la vida, respirando cada partícula de luz posible, sin saber cómo, sabiendo que aquello podía salvarle. Y dio resultado. La Sombra se vio forzada a retroceder.
Giró sobre si misma, tratando de ver, pero no pudo encontrar nada. Sabía que la Sombra no se había retirado aún, sentía latir su presencia. Rendirse no era una opción. Pero no estaba la suficientemente cerca como para permitirle espiar la luz. Oía sus pasos, y su respiración, sentía la furia que manaba del aliento de la bestia acechante… pero buscaba sin resultado, sin poder salvarse, sin poder encontrarla.
La luz se atenuaba paulatina y constantemente. Era como una imagen, un sueño, que se alejaba, diluyéndose, desapareciendo; y la oscuridad aumentaba sin descanso, esparciendo a su alrededor la incertidumbre que ella misma encierra. Era como el pozo y el péndulo: cada vez más cerca.
Le costaba moverse. La Sombra estaba tragándose todo, incluso el aire. Caminaba sobre un suelo que no existía, flotaba en un espacio lleno de nada. Ella sabía que su aliento podía producir más luz, pero ya no le quedaba. Estaba exhausta. Rendirse no era una opción.
Se miró las manos: estaban negras y arrugadas. Estaba muriendo de a poco. Se las lavó en la tenue luz que aún quedaba., y, por un momento, recuperaron su luminosa blancura, la que era al principio. Pero esto fue como una ilusión que no duró mucho tiempo, pues la pureza volvió a desaparecer, descascarándose, dejando renacer la amarga negrura. Las frotó contra su cuerpo, y retrocedió un paso. La fuerza de la sombra la quemaba desde dentro. Repentinamente, ella comenzó a retorcerse de dolor, y toda luz se extinguió.
Dobló las rodillas, y escondió entre ellas la expresión derrotada de su rostro, abrazándolas. Entonces, la sombra la rodeó completamente, devorándola. Aquello fue lo último que supo…

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Cuando despertó en el hospital, tras largos días de coma, pero sin ser conciente de ello, instintivamente se llevó las manos a los ojos: sólo encontró la venda fría e impenetrable. No pudo abrirlos.


--> Primera Mención en el Concurso de Cuentos de la Cooperativa Universitaria. 2007.

2 comentarios:

Jude's World dijo...

Me encanto!

hija que sabes escribir! que pucha!!!

yo no conocía este verdad????! al menos yo no lei este!

me encantó!

segui así hermanaaaa!!!

que hacemos hoy?

conectate pues! jajaja!

Meryl dijo...

gracias hermanaaa!!!
jaja, tratare de seguir!!
:oP